La consagración a San Miguel permite obtener su protección. La iglesia católica y Francia están consagradas al arcángel, y esto es un acto que también podemos hacer a título individual o para nuestra familia. Entre las numerosas oraciones a San Miguel que existen, menciono tres oraciones de consagración

 

 

Oración de consagración a San Miguel Arcángel

 

Oración de consagración personal a San Miguel

Podemos decidir consagrarnos personalmente al Arcángel San Miguel o consagrarle nuestra familia. La ayuda de San Miguel puede sernos útil para encontrar la fuerza y el ánimo de combatir el mal y triunfar sobre él. San Miguel puede ayudarnos cada día en nuestros combates espirituales y nuestros conflictos familiares. He aquí una corta oración de consagración que podemos recitar cada día ó de vez en cuando:

 

"San Miguel Arcángel, yo me consagro a ti. Me pongo a mí mismo, a mi familia y a todo lo que me pertenece, bajo tu poderosa protección. Acrecienta el fervor en mi corazón y recuerda que, desde este día, yo estoy bajo tu amparo. Obtén para mí gracia de amar con todo mi corazón a Dios, Mi Padre, a Jesús, mi Salvador; al Espíritu Santo, mi Santificador, y a María, mi dulce Madre. Amén.”

Acto de Consagración y Encomienda que se reza a San Miguel Arcángel en el Santuario del Gargano, Italia

El santuario de San Miguel Arcángel, a veces llamado simplemente santuario Monte Gargano, es un pequeño santuario católico italiano de origen altomedieval erigido en el Gargano, un importante promontorio sobre el mar Adriático que forma la «espuela» de la «bota» de la península itálica. ES LA ÚNICA IGLESIA EN EL MUNDO QUE NO HA SIDO CONSAGRADA A DIOS POR MANOS HUMANAS, SINO POR SAN MIGUEL ARCÁNGEL.

 

Oh, príncipe nobilísimo de la jerarquía angélica,

valeroso guerrero del Altísimo,

celoso defensor de la gloria del Señor,

terror de los ángeles rebeldes,

amor y delicia de todos los Ángeles justos,

Arcángel San Miguel;

deseando ser incluido entre tus numerosos devotos,

me entrego y me ofrezco hoy completamente a ti.

 

A mí mismo, a mi trabajo

a mi familia, a mis amigos, y a cuanto me pertenece, pongo bajo tu vigilante protección.

 

Muy poco es lo que te ofrezco

Siendo yo un mísero pecador; no obstante,

acepta generosamente el ofrecimiento de mi corazón.

 

Recuerda que si desde hoy mismo

estoy bajo tu protección,

debes asistirme durante toda la vida.

 

Procúrame el perdón de mis muchos y graves pecados, la gracia de amar a Dios con todo mi corazón y a mi muy querido Salvador Jesucristo,

Como también a mi dulce Madre María, y a todos mis hermanos que el Padre ama y Jesús a redimido.

 

Dame toda la ayuda necesaria

Para recibir la corona de la gloria.

 

Defiéndeme siempre de los enemigos de mi alma especialmente en el último instante de mi vida.

 

Ven a esa hora, ¡oh! Glorioso Arcángel, asísteme en la lucha y arroja lejos de mí, en los abismos del infierno,

a aquel ángel mentiroso y soberbio

al que venciste en el combate celestial.

 

Preséntame, entonces, ante el trono de Dios para cantar contigo, oh Arcángel San Miguel,

y con todos los ángeles,

cantos de alabanza, honor y gloria a Aquél que reina por los siglos eternos. Amén.

 

Fuente: Guía del Santuario de San Miguel sobre el Monte Gargano, Italia. P. Jan Bogacki.